Irena Dodal, deseaba formar en Argentina una Escuela
de Teatro Experimental, como tenía Europa. Escuela que integrarían actores y
actrices, determinados a estar en la “búsqueda” de todas las disciplinas que
amalgama el teatro y el cine. “La juventud - repetía - tiene deseos
de descollarse en el mundo artístico. Los maestros deberemos saber transmitir
nuestros conocimientos. No se trata de hablar vanamente, sino de poder
despertar en el interior de los muchachos y las muchachas que aman el teatro,
ese fuego divino que los hará encumbrarse sobre sus propias perspectivas”.
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